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¿Por qué los desastres no son naturales?

Una reflexión a partir de los huaycos históricos y el proceso de ocupación de Punta Hermosa

 

César Abad Pérez
Geógrafo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (CGP N° 095), Magister en Planificación Territorial y Gestión Ambiental por la Universidad de Barcelona. Docente de la Maestría en Geografía con mención en Gestión y Ordenamiento Territorial de la UNMSM.

Aldair Sotelo Belén
Estudiante de la Escuela Profesional de Geografía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

Introducción

Las características naturales del territorio peruano (como los procesos cíclicos ambientales, climáticos, geomorfológicos y geológicos) condicionan la ocurrencia de fenómenos geodinámicos, como inundaciones, deslizamientos y huaycos (el término como denominamos a los flujos de detritos y tierra en el Perú, también denominados “lloqllas”), los mismos son parte de la dinámica natural del territorio peruano, y que han ocurrido desde mucho antes las primeras ocupaciones humanas en nuestro territorio, son parte normal de la dinámica terrestre, ocurren desde hace millones de años y seguirán ocurriendo. Estos fenómenos no son desastres; entonces cabe preguntarnos ¿Cuándo se convierten en desastres? Esto ocurre cuando la población, sus medios de vida e infraestructuras están expuestos a estos fenómenos, que, al presentarse, generan daños a los diferentes elementos vulnerables.

¿Qué viene ocurriendo en el Perú?

Las emergencias que vienen ocurriendo las últimas semanas en varios departamentos de nuestro país evidencian que, en las últimas décadas, durante el proceso de ocupación de nuestro territorio no se ha transversalizado la gestión del riesgo de desastres adecuadamente. Venimos ocupando de manera irracional zonas donde históricamente ya habían discurrido huaycos e inundaciones (como ya se mencionó, ya han venido ocurriendo hace varios miles de años, desde antes de la presencia de los primeros humanos en esta parte del mundo), según muestra la evidencia geológica y geomorfológica; pero hay algo más preocupante: no solo estamos ocupando esas zonas, sino que las estamos modificando, alterando el comportamiento natural de los ríos y quebradas.

A la fecha de hoy (3 de abril de 2023), según los reportes oficiales, la temporada de lluvias del año 2023 en el Perú ha generado daños muy lamentables, con un total de 30,571 damnificados, 184,773 afectados y 73 fallecidos. También 4,203 viviendas destruidas, 7,463 viviendas inhabitables y 73,051 viviendas afectadas. En cuanto a infraestructura vial, podemos resaltar 147.8 kilómetros de carreteras destruidas y 184 puentes destruidos y 317 puentes afectados. En relación a los medios de vida, podemos mencionar 26,195.6 hectáreas de cultivos perdidos y 38,853 animales perdidos[1].

Frente a estas cifras tan preocupantes, nos formulamos algunas preguntas como:

¿Los desastres son naturales?

¿Cómo hemos permitido como sociedad que se construyan estas situaciones de riesgo?

¿Podemos hacer algo contra todo esto?

En los medios de comunicación y en el discurso político es muy frecuente el uso del término “desastre natural”, cosa que consideramos que es muy preocupante, pues da la sensación de que el desastre es parte de ciclos naturales, y que como sociedad no podemos hacer nada contra ello; es por eso que ofrecemos un pequeño aporte para contribuir en la comprensión de cómo se construye el riesgo y cómo ocurren los desastres, para ello vamos a mostrar el caso del distrito de Punta Hermosa, una pequeña muestra de muchos casos que vienen ocurriendo en las últimas semanas.

El caso que vamos a mostrar a continuación es un pequeño avance que forma parte de una investigación científica más amplia sobre la dinámica geomorfológica de varias cuencas torrenciales del sur de Lima, así como los procesos sociales que contribuyen a la alteración de sus dinámicas naturales. Intentaremos usar un lenguaje sencillo, pues nuestro objetivo es contribuir con la reflexión sobre estos temas por parte de la sociedad, y no solo de un público especializado. La geomorfología es una rama de dos ciencias, geografía y geología, que estudia las formas del relieve, su origen y sus dinámicas. Esta rama científica permite comprender y predecir los peligros geomorfológicos (como huaycos o lloqllas), y esto sirve de base para la gestión del territorio (lo que incluye a la gestión del riesgo de desastres) y la construcción de obras de ingeniería.

¿Qué ha ocurrido recientemente en Punta Hermosa?

Los días 14 y 15 de marzo, una vez más, se produjeron huaycos en Punta Hermosa, tal como ha venido ocurriendo desde hace miles de años, según muestran las evidencias del relieve. Según las cifras oficiales oficiales, hasta el momento se han reportado 32 personas damnificadas y 244 afectadas; así como 91 viviendas afectadas, 8 viviendas inhabitables y 3 viviendas destruidas. También se produjo la pérdida de 782 animales [2].

El balneario de Punta Hermosa se encuentra en la desembocadura del torrente Malanche; que es una cuenca de la costa que habitualmente se encuentra seca en las zonas más bajas, pero que en periodos de intensas precipitaciones discurren los huaycos. El comportamiento de este tipo de cuencas ha sido descrito desde hace décadas por diferentes especialistas, tanto nacionales (como el geólogo José Macharé y el geógrafo Carlos Peñaherrera del Águila) como extranjeros (como el geógrafo Olivier Dollfus). También existen instituciones públicas que han destinado recursos para su estudio en años más recientes, tales como el Instituto Geólogico, Minero y Metalúrgico y el Ministerio del Ambiente.

El torrente Malanche cuenta con 21 238 hectáreas, se extiende desde el nivel del mar hasta los 3 300 metros sobre el nivel del mar (aproximadamente). Lo que podemos ver cuando vamos por las playas del sur de Lima son grandes colinas hacia el este, así como inmensas planicies cubiertas de arena, que nos dan una sensación de estar en un lugar seguro; a simple vista, nada hace presagiar la intensa actividad del torrente Malanche.

La transformación del paisaje entre 1943 y 2022

En la figura 1 podemos observar esta gran planicie costera (representa al menos la quinta parte del tamaño de toda la cuenca del Malanche, y en la terminología geomorfológica se denomina cono aluvial o cono de deyección), que no es más que una secuencia de superposición de depósitos antiguos y recientes de huaycos que recubren una antigua terraza marina que se ha emplazado producto del levantamiento de la Cordillera de los Andes. Sobre estas unidades existe un recubrimiento de arena que es producto de la intensa actividad del viento.

Es interesante ver cómo ha cambiado el paisaje en estos últimos 80 años. En la foto aérea oblicua de 1942 (Figura 1), podemos observar el lugar del posterior emplazamiento del conocido balneario de Punta hermosa; así también se observan manchas oscuras cerca a la playa, y sobre depósitos de arena, que son ecosistemas de Tillandsiales (Tillandsia sp.), que es un tipo de vegetación adaptada a las extremas condiciones de aridez de uno de los desiertos más secos del mundo. También hay una evidencia muy interesante cerca de donde se encuentra actualmente Pampapacta y Santa Rosa, donde se ve una gran mancha de vegetación que es posiblemente producto de la humedad dejada por el depósito de un huayco; eso significa que ya antes de 1943 existían estos fenómenos que, en condiciones naturales (sin presencia humana) forman parte de la dinámica natural de los ecosistemas costeros. En la foto de la derecha (año 2022), vemos que el paisaje ha cambiado considerablemente. Se emplazaron grandes extensiones de áreas urbanas, ya no existen tillandsiales, y el cauce principal y secundarios del torrente Malanche han sido alterados considerablemente. Lo único que aparentemente no ha cambiado son las lomas costeras (un ecosistema de la costa que depende de la humedad invernal), que se encuentran en las colinas que tienen una tonalidad oscura en el último plano de la foto.

Este proceso de ocupación ha sido en gran parte bastante irracional, no solo por la afectación a los ecosistemas naturales, sino también debido al profundo desconocimiento de la dinámica natural que hubo desde el inicio de la ocupación (el distrito fue fundado en el año 1954) del distrito. Este desconocimiento persiste hasta la actualidad, pues se siguen ocupando zonas de alta actividad de los huaycos.

[1] COEN. Resumen Ejecutivo N°419-2023. Temporada de Lluvias 2023 (N° 204) Actualizado al 3 de abril de 2023

[2] REPORTE SINPAD Nro 019: NACIONAL – REPORTE DE DAÑOS LLUVIAS 2023

Figura 1. Cono de deyección del torrente Malanche en los años 1942 y 2002.

Los huaycos en Punta Hermosa entre 1972 y 2023

En el marco de nuestra investigación (aún en curso) se realizó un primer mapeo (a partir de fotografías aéreas e imágenes de satélite) de los huaycos de los últimos 50 años (uno de nuestros objetivos es cartografiar los de los últimos 100 años usando diferentes técnicas), incluyendo los huaycos de hace unas semanas. Como podemos ver, en la zona del balneario de Punta Hermosa se afectó exactamente la forma de relieve que ya podíamos ver desde la foto aérea de 1942, ese pequeño abanico aluvial donde se emplazó Punta Hermosa en sus inicios sugería que algún día el huayco se repetiría. Lo que ocurrió el 14 y 15 de marzo de este año estaba ya anunciado desde hace décadas. La distribución espacial de las zonas afectadas por estos huaycos (que mayormente están asociados al Fenómeno el Niño) de 1972, 1987, 1998, 2017 y 2023 (ver Figura 2) es bastante sorprendente. Lo que los flujos de los sucesivos huaycos han recorrido en los últimos años muestran que existe un cauce principal y varios cauces secundarios, y que la planicie por donde discurren es bastante amplia, formando un patrón que se asemeja a la raíz de un árbol (semi-dendrítico), dificultando la predictibilidad de su camino.

Figura 2. Huaycos de los años 1972, 1987, 1998, 2017 y 2023

Este tipo de información (y su análisis geomorfológico detallado), a pesar de ser de tan corto periodo de tiempo (50 años), es clave para el análisis de la dinámica de este tipo de fenómeno, y un insumo importante para la evaluación del riesgo, y a su vez para la planificación de ciudades, ya que nos muestra la evidencia de las zonas donde no debemos ocupar. A su vez, es solo una pequeña muestra de lo que viene ocurriendo en las últimas semanas en nuestro país, desastres que podían haberse evitado si hubiésemos planificado el territorio en base a evidencia científica desde hace décadas. En la actualidad, estos procesos de ocupación sobre zonas de alta actividad de huaycos y zonas inundables continúan en todo el Perú, no es una práctica exclusiva de Punta Hermosa.

El proceso de ocupación de Punta Hermosa

Si no existiese población ocupando zonas de alta actividad geodinámica seguirían existiendo estos fenómenos naturales (repetimos: como ha venido ocurriendo desde hace miles de años), pero no tendríamos pérdidas que lamentar.  Vivimos de espaldas a la dinámica de la naturaleza, pretendemos obviar su existencia y controlarla con grandes obras de ingeniería, y aún no nos damos cuenta (como sí ocurre mucho otros países) que es mucho más barato respetar la naturaleza y sus dinámicas, que reconstruir y mantener grandes obras de protección contra huaycos e inundaciones.

El distrito de Punta Hermosa fue creado en el año 1954. En la Figura 3 podemos observar algunos espacios ocupados en diferentes momentos (según la disponibilidad de fotografías aéreas e imágenes de satélite). En la imagen de la izquierda podemos observar que hasta el año 2007 solo se había ocupado las zonas más cercanas al mar; desde el 2013 se han venido ocupando superficies aún mayores en las grandes planicies, con grandes almacenes, granjas y zonas urbanas. Desconocemos aún qué tipo de procesos de ocupación (formales o informales) están detrás de esto, pero sí hay algo cierto: se ha creado más riesgo, y dudamos que detrás de esa ocupación exista un proceso de planificación territorial, de lo contrario se hubiese evitado ocupar las zonas de ocurrencia histórica de huaycos.

Figura 3. Proceso de ocupación de Punta hermosa entre los años 1969 y 2023 (a partir de fotos aéreas e imágenes de satélite)

A modo de conclusión: ¿Qué nos espera con el Niño Costero, Niño Global y el cambio climático?

¿Qué nos espera a futuro? Aún no lo sabemos, es prematuro para las instituciones nacionales e internacionales encargadas del estudio de la dinámica atmosférica global y local saber cuál será el comportamiento de El Niño Costero y el posible Niño Global en los próximos meses, pero lo mejor sería esperar el mayor escenario para prepararnos adecuadamente ¿Las cosas podrían ser peores a lo que ya venimos en lo que va del año 2023? Tal vez, pero para ello es necesario repensar nuestro rol como sociedad, no solo responsabilizar a los gobernantes de turno.

Consideramos que es necesario y muy urgente implementar medidas orientadas a prevenir estas nuevas situaciones, como la planificación territorial a través de planes de ordenamiento territorial y planes de desarrollo urbano, así como también implementar medidas de reducción y preparación para lo que posiblemente seguirá ocurriendo en unos meses y durante los años venideros. Lamentablemente no contamos aún con una Ley de Ordenamiento Territorial, lo que contribuiría en gran medida con la coordinación multisectorial de los procesos de ocupación territorial (este es un tema muy largo para explicar, y esperamos hacerlo en un siguiente post).

Como ya hemos mencionado, los fenómenos que constituyen peligros como los huaycos han ocurrido y seguirán ocurriendo, son parte normal de la dinámica de nuestro planeta, y queda en nosotros entender su dinámica a través de los estudios correspondientes. Es importante también saber que, en el contexto del cambio climático, este tipo de fenómenos podrían ser más frecuentes y de mayor magnitud; por ello es importante prepararnos para algunos de los peores escenarios, que quizás ya se dieron en el pasado, es por ello que son tan necesarios los estudios geomorfológicos para la gestión del riesgo de desastres.

Ofrecemos este breve análisis ejemplificado en Punta Hermosa, como una oportunidad para comprender que los desastres no son naturales, sino creados por la sociedad. Tal como se ha podido evidenciar, es el desconocimiento de la dinámica natural del territorio lo que nos lleva a generar nuevas situaciones de riesgo. Para entender lo que ocurre en el Perú, solo multipliquemos por 1000 lo que hemos mostrado, y tendremos lo que lamentablemente está ocurriendo en nuestro país: algo que ya era predecible, dado que no hemos planificado el territorio adecuadamente.