El Colegio de Geógrafos del Perú, en conjunto con APV EIRL y Yanapacc, emitió un pronunciamiento público tras el reciente colapso del malecón La Herradura, ocurrido en Chorrillos en julio de 2025. Este evento, señalan, no se trata de un fenómeno estrictamente natural, sino de una manifestación de un desequilibrio geodinámico provocado por intervenciones humanas que alteran los sistemas litorales.
De acuerdo con el pronunciamiento, la zona afectada está asentada sobre relleno artificial producto de vertimientos de material excedente durante la construcción de la Vía Expresa en los años 70, no sobre terrazas marinas estables. Esta práctica, conocida bajo el discurso de “ganarle terreno al mar”, representa una visión técnica y semántica que ignora la lógica morfodinámica del litoral peruano.
Investigaciones recientes (Del Solar & Trillo, 2023) evidencian que la zona presenta una erosión costera sostenida de –0.54 m/año, demostrando que el mar “recupera” gradualmente el espacio que le fue arrebatado.
Un llamado de atención desde la geografía sistémica
El pronunciamiento explica que el mar es un sistema abierto, autosostenible y autoregulador. Las intervenciones humanas que modifican su equilibrio —como rellenos, muros de contención o vías de alta densidad— generan respuestas estructurales en el entorno, tales como colapsos, reflujos y redistribución sedimentaria.
“No se trata de oleajes anómalos, como suele difundirse, sino de oleajes excepcionales coherentes con ciclos atmosféricos y tectónicos previsibles”, se precisa en el comunicado.
Repensar la relación con el territorio
El litoral peruano no puede ser considerado un soporte pasivo de infraestructura, sino un espacio vivo que exige comprensión geodinámica y gobernanza basada en evidencia.
La noción de “ganancia territorial al mar” debe replantearse tanto en la narrativa institucional como en los planes de ordenamiento territorial.
No se trata de recuperar lo perdido, sino de reconocer lo que nunca nos perteneció.
El mar no castiga: responde. No rompe estructuras por capricho, sino porque fueron ubicadas fuera de contexto. La geografía nos advierte. El territorio reclama.